Nuestro contexto global exige una responsabilidad global: reflexiones sobre el papel de las escuelas de negocios ante los retos de nuestro tiempo

Por Per Cramér

El cambio climático y el agotamiento de la diversidad biológica constituyen el reto existencial más agudo para la sostenibilidad a largo plazo de la sociedad humana en la Tierra. Estos retos están estrechamente interrelacionados con el conjunto de objetivos de desarrollo sostenible identificados en la Agenda 2030 adoptada por la Asamblea General de la ONU en 2015. Estos objetivos han sido amplia y eficazmente comunicados y constituyen un esqueleto para estructurar una imagen holística de lo que la humanidad debe hacer para establecer las condiciones necesarias para su futuro.

Tras una pandemia de dos años de duración, nos hemos enfrentado a un impactante deterioro de la estabilidad geopolítica que se ha manifestado en una agresión armada de las fuerzas rusas en Ucrania, lo cual constituye una importante violación del derecho internacional.

Informe sobre el cambio climático

Bajo la sombra de esta turbulenta situación, el 1 de marzo de 2022 se publicó un nuevo y preocupante informe elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático.

El mensaje central del informe era que el cambio climático inducido por el ser humano ya ha tenido impactos adversos generalizados y ha causado pérdidas y daños relacionados con la naturaleza y las personas. Además, el informe aclaraba la estrecha interrelación entre el cambio climático y la degradación de los ecosistemas, sobre todo la pérdida de diversidad biológica. También destacaba que salvaguardar la biodiversidad y los ecosistemas es fundamental para un desarrollo resistente al clima.

Hemos sido testigos del desarrollo de fuertes movimientos sociales que exigen una mayor acción política

El informe describe los efectos ya causados, las respuestas inadecuadas que se han dado para remediar la situación, a la vez que reclama acciones eficaces para alcanzar los objetivos fijados por la Declaración de París. La gravedad del mensaje general fue ampliada por el Secretario General de la ONU, Antonio Gueterres, quien se refirió al informe como un “…atlas del sufrimiento humano y una acusación condenatoria del fracaso del liderazgo climático”.

70 Las conclusiones del informe deben considerarse a la luz de la mayor concienciación general sobre los efectos del cambio climático y los compromisos que se han asumido con el objetivo de ayudar a cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Hemos sido testigos del desarrollo de fuertes movimientos sociales que exigen una mayor acción política, siendo Fridays for Future un ejemplo de ello. El creciente compromiso de la sociedad también queda demostrado por el hecho de que más de 1.275 empresas han firmado el compromiso Business Ambition for 1.5°C. Más de 1.000 ciudades, más de 1.000 instituciones educativas y más de 400 instituciones financieras se han unido a la Carrera hacia el Cero, comprometiéndose a tomar medidas rigurosas e inmediatas para reducir a la mitad las emisiones mundiales para 2030.

Después de la COP26 en Glasgow en noviembre de 2021, más de 70 países, incluidos los mayores contaminantes -China, Estados Unidos y la Unión Europea- se han comprometido a alinearse con el Acuerdo de París, al prometer alcanzar el cero neto en emisiones de gases de efecto invernadero para 2050. Estos compromisos cubren aproximadamente el 76% de las emisiones mundiales. En diferentes grados, estos compromisos se han traducido en planes de aplicación en combinación con la asignación de recursos económicos para la necesaria transformación de nuestras sociedades. Véase, por ejemplo, el Green Deal de la UE, cuyo objetivo declarado es transformar la UE en una economía moderna, competitiva y eficiente en el uso de los recursos, que garantice la ausencia de emisiones netas de gases de efecto invernadero de aquí a 2050, un crecimiento económico disociado del uso de los recursos y no dejar que ninguna persona ni ningún lugar se queden atrás. Hay una serie de mecanismos de financiación de la UE para facilitar el “Green Deal”, que suman más de un billón de euros.

Sin embargo, las evaluaciones del impacto de las contribuciones determinadas a nivel nacional muestran que éstas no son suficientes para cumplir el objetivo del Acuerdo de París.

En resumen, hay claros indicios de que la conciencia de la necesidad de actuar está aumentando rápidamente. Al mismo tiempo, los alarmantes informes sobre la insuficiencia de las medidas adoptadas hasta ahora para remediar los procesos interrelacionados del cambio climático y el agotamiento de la biodiversidad demuestran que esta conciencia no se ha traducido en las medidas necesarias.

Tendencias en el desarrollo social

Más bien, parece cada vez más evidente que el margen de acción política necesario para cumplir los objetivos del Acuerdo de París se ve seriamente obstaculizado por una serie de tendencias en el desarrollo de la sociedad que, en diferente medida, han afectado a los Estados de todo el mundo: Los movimientos populistas nacionalistas que pretenden ser la “verdadera” voz del pueblo están ganando terreno. La retórica de estos movimientos difumina cada vez más la importante frontera entre las opiniones y las declaraciones de hechos. Las medias verdades, las teorías de la conspiración y las mentiras descaradas se presentan como descripciones de la realidad, mientras que el espacio para un debate abierto y reflexivo sobre cuestiones difíciles corre el riesgo de reducirse o eliminarse. La fe en los ideales democráticos está disminuyendo en muchos lugares y los derechos humanos y civiles fundamentales se están dejando de lado cada vez más. Al mismo tiempo, las estructuras multilaterales establecidas para la colaboración internacional se están erosionando, mientras que las ambiciones imperiales de potencias autoritarias como China y Rusia están dando lugar a fuertes tensiones geopolíticas.

Una de las consecuencias más preocupantes de esta evolución es la erosión de las estructuras multilaterales establecidas para la cooperación multilateral, como el sistema de la ONU y la OMC. Como sustituto del fallido multilateralismo, se ha producido un rápido aumento de los acuerdos regionales o bilaterales, en forma de ambiciosos acuerdos preferenciales, así como de nuevos tipos de estructuras radiales con relaciones de poder asimétricas, como la “Belt and Road” iniciativa de Beijing.

Todos los retos de sostenibilidad a los que nos enfrentamos tienen implicaciones globales y deben ser afrontados con respuestas coordinadas a nivel mundial y con compromisos claros en cuanto al reparto de responsabilidades. También está claro que los retos más acuciantes, como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, sólo pueden afrontarse eficazmente si tenemos en cuenta las diferencias de recursos entre los Estados industrializados, en vías de industrialización y los menos desarrollados. Esto implica la necesidad urgente de contar con estructuras inclusivas eficaces para la cooperación multilateral a las que se atribuyan competencias para gestionar el equilibrio entre los intereses económicos y los no económicos. Esto requeriría una vinculación legítima entre las estructuras reguladoras del comercio internacional, la movilidad de capitales y los acuerdos para adoptar las medidas necesarias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y salvaguardar la biodiversidad, así como los acuerdos internacionales sobre normas laborales básicas.

Es una triste paradoja que, en una situación en la que el mundo necesita urgentemente estructuras para una cooperación multilateral eficaz con el fin de hacer frente a los agudos desafíos existenciales, los marcos multilaterales relevantes existentes se encuentren en una fase de erosión.

¿Cómo pueden contribuir las escuelas de negocios?

Las escuelas de negocios de todo el mundo reconocen cada vez más los retos que plantea la sostenibilidad de nuestras sociedades. Este reconocimiento ha llevado a más de 800 escuelas de negocios de 98 países a comprometerse formalmente mediante la firma de los Principios para la Educación Responsable en Gestión de las Naciones Unidas, o PRME, para integrar el desarrollo sostenible en sus investigaciones, programas educativos y asociaciones. El PRME es parte integrante del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, fundado en el año 2000, y la mayor iniciativa mundial de la ONU sobre educación responsable en materia de gestión. Además, los dos principales sistemas de fomento del desarrollo de la calidad en la investigación y la educación relacionadas con la empresa, EQUIS y AACSB, han incluido y desarrollado sucesivamente criterios relacionados con la sostenibilidad en sus respectivos normas de acreditación. También existe una creciente colaboración entre las escuelas de negocios en cuestiones de responsabilidad y sostenibilidad en estructuras de red como la Iniciativa de Liderazgo Responsable Global, (iniciativa cofinanciada por la EFMD y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas en 2004) y la Red Global de Escuelas de Negocios.

Varios responsables políticos y líderes de escuelas de negocios han promovido reformas de la educación empresarial subrayando la responsabilidad de las escuelas de negocios para ayudar a afrontar los retos de la sostenibilidad de la sociedad. Las escuelas de negocios han traducido cada vez más estas iniciativas en objetivos estratégicos explícitos para tener un impacto en el desarrollo de la sociedad, fomentando la sostenibilidad, así como haciendo que las operaciones internas de su escuela sean más sostenibles.

Sin embargo, los efectos reales de la integración de las perspectivas de sostenibilidad en los planes de estudio y las agendas de investigación de las escuelas de negocios varían, y todavía nos falta una comprensión más profunda de hasta qué punto esto tiene realmente un impacto en el desarrollo de la sociedad. No obstante, creo firmemente que la tendencia que se ha establecido debe seguir adelante y que las escuelas de negocios estarán cada vez más preparadas para cumplir con su responsabilidad social.

En cuanto a lo que hay que hacer, creo que el instrumento más importante de una escuela de negocios para influir en el desarrollo de la sociedad es su alumnado.

La educación empresarial es una educación avanzada, basada en la investigación, que conduce a puestos profesionales en la sociedad donde el individuo está investido de poder para tomar decisiones que influyen en el desarrollo de otros individuos, organizaciones y la sociedad en general. Como escuelas de negocios debemos reconocer que educamos a jóvenes con talento para ocupar puestos en la sociedad en los que tendrán el poder de tomar decisiones con gran impacto social. Aplicando valores éticos fundamentales, por lo que debemos enseñar a nuestros alumnos que el poder conlleva responsabilidad. Esta responsabilidad trasciende el propio bienestar del individuo y abarca la organización en la que actúa y el desarrollo de la sociedad en general. Las escuelas de negocios deben evitar conscientemente educar a instrumentalistas que maximicen sus intereses.

Como escuelas de negocios debemos reconocer que educamos a jóvenes con talento para ocupar puestos en la sociedad en los que tendrán el poder de tomar decisiones con gran impacto social.

Las escuelas de negocios están bien posicionadas para defender el desarrollo sostenible de la sociedad a través de sus operaciones educativas. Obviamente, esto requiere que exista un claro vínculo entre la investigación y la educación y que la escuela de negocios lleve a cabo una investigación de alta calidad sobre temas relacionados con la sostenibilidad, además de participar activamente en el discurso académico internacional, contribuyendo así a un proceso universal de creación de conocimiento. La complejidad de los problemas a los que nos enfrentamos justifica que, cuando sea apropiado, apliquemos enfoques multidisciplinares para desarrollar conocimientos que sean relevantes para el desarrollo de la sociedad. Las contribuciones de la investigación básica deben traducirse en proyectos de investigación aplicada en cooperación con socios externos, contribuyendo así a un proceso de creación de conocimiento impactante de gran relevancia social.

Además, para no ser percibidas como hipócritas y establecer la legitimidad de la integración de las perspectivas de sostenibilidad en la investigación y la educación, las escuelas de negocios también deben vivir mientras aprenden. Deben ser en sí mismas sostenibles y, en la medida de lo posible, aspirar a ser modelos de operaciones sostenibles dentro de su contexto específico. Esto implicaría que las escuelas de negocios podrían transformarse en laboratorios experimentales de soluciones sostenibles.

Por último, las escuelas de negocios deben abordar las difíciles cuestiones que se derivan del desarrollo de la sociedad contemporánea. En este sentido, adquiere una importancia crucial el ideal fundamental del mundo académico como una fuerza libre que busca el conocimiento y que tiene la responsabilidad de contribuir al desarrollo de la sociedad.

Debemos defender los fundamentales valores académicos, el pensamiento crítico e independiente y la línea de demarcación entre las opiniones y las afirmaciones de hecho. También creo firmemente que las escuelas de negocios deben actuar para defender la idea del multilateralismo, subrayando su importancia para afrontar los retos de dimensión global. Esto se refiere tanto a la forma de operar de las escuelas de negocios como a la sustancia de la investigación y la educación. Refiriéndose a la forma de operar, la orientación global incluye un intercambio de ideas sin fronteras, la colaboración internacional en investigación y educación, y un continuo movimiento transfronterizo de estudiantes, profesores y personal entre diferentes contextos nacionales. Todo ello con el objetivo de mejorar la calidad en la investigación y la educación mediante una estrecha colaboración y comunicación intercultural.

En cuanto al fondo, los planes de estudio, vinculados a la investigación, deben incluir cuestiones relativas a los aspectos estructurales de la cooperación internacional y ayudar a los estudiantes a desarrollar una comprensión de los marcos normativos que regulan las relaciones económicas internacionales, incluidas las tensiones entre el multilateralismo, el regionalismo, el bilateralismo y el unilateralismo. Además, creo que hay que proporcionar a los estudiantes una comprensión de cómo estas estructuras establecen equilibrios entre los intereses económicos y no económicos y hasta qué punto tienen una importancia potencial para la consecución de un reparto legítimo de las cargas en los esfuerzos por alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

Al educar a los futuros responsables de la toma de decisiones con una mentalidad global, combinada con una clara comprensión de la responsabilidad del individuo en un contexto social, las escuelas de negocios pueden contribuir a la causa común de hacer frente a los apremiantes desafíos existenciales para la sostenibilidad a largo plazo de las condiciones de la civilización humana.

 Nuestro contexto global exige una responsabilidad global

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